Mario Lubetkin: “Nunca antes la seguridad alimentaria estuvo al centro de la atención de todo y de todos”

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El representante Regional para América Latina y el Caribe de la FAO alerta sobre los nuevos desafíos de la región para combatir el hambre. “El mundo de 2015 no tiene nada que ver con el de 2023”, dice

Por Antonieta de la Fuente no El Pais | 10/11/2023

En el Amazonas brasileño el cambio climático causa estragos. La sequía en el pulmón verde del planeta deja poblaciones enteras aisladas y sin movilidad por el bajo nivel de los ríos, la principal via de comunicación. Es un problema que amenaza la supervivencia de las tribus que viven en ese lugar, en particular, por la falta de alimentos.

Es uno de los grandes problemas que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) combate con el nuevo Plan de seguridad alimentaria de América Latina y el Caribe. Un desafío que planteó la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) –que reúne a 33 estados de la región– en su reunión de enero de este año y que busca generar un nuevo horizonte 2024-2025 que incorpore los retos alimentarios de hoy y del futuro.

Para Mario Lubetkin, director regional en América Latina y el Caribe de la organización, se trata de un ajuste que debe hacerse considerando el nuevo panorama mundial. “El mundo del 2015 no tiene que ver con el del 2023 y además los niveles de elaboración son muy superiores, todos hemos madurado”, dice desde una sala de reuniones en el cuarto piso del edificio de la FAO en Santiago de Chile, donde está la sede regional. La covid 19 y las guerras han sido grandes lecciones para el organismo. Pero lo más rescatable, señala, es que pusieron el tema de la inseguridad alimentaria en lo alto de las prioridades mundiales.

Hoy, además de la iniciativa de la Celac, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, empuja una agenda global por el hambre desde su nuevo liderazgo del G20, el principal foro para la cooperación económica internacional. “Según la FAO, el hambre afecta a 719 millones de personas, y Lula decía que el mundo desaprendió a indignarse y normalizó lo inaceptable”, plantea Lubetkin. Y agrega: “Nunca antes la seguridad alimentaria y nutricional estuvo al centro de la atención de todo y de todos, a un nivel yo te diría casi similar a la crisis climática. ”.

La FAO acaba de dar a conocer su informe con el Panorama regional de la Seguridad Alimentaria para América Latina y el Caribe. Es un documento de 76 páginas que recoge datos y estadísticas de 2022 y entrega una pintura actualizada de la realidad de la región.

Pregunta: ¿Cómo ha evolucionado la seguridad alimentaria en América Latina y el Caribe?

Respuesta: Por primera vez hay un pequeño síntoma de mejoría del escenario del hambre. Como siempre hablamos de malas noticias, es bueno destacar cuando éstas son buenas. Pero estamos hablando de un porcentaje muy bajo: 2 millones y medio de personas que salieron del nivel de hambre pero que sigue manteniendo más de 37 millones de personas que están en escenario de hambre, que es dramático absolutamente.

P. ¿Se puede hablar de un cambio de tendencia?

R. No podemos hablar de que hay un cambio de tendencia, aunque sí podemos decir que hay una esperanza que se ha abierto.

P. ¿Hay muchas diferencias dependiendo de los países de la región?

R. Hay tres regiones dentro de una región y eso nunca había aparecido en nuestros números. Esto significa un escenario mejor de América del Sur, zona productora de alimentos; otro escenario centroamericano, donde sin duda el ataque del cambio climático los ha afectado brutalmente, al punto que los números similares a los de años anteriores más allá de los grandes esfuerzos que se han hecho. Y sigue la tendencia negativa en el Caribe.

P. ¿Por qué el Caribe se queda atrás?

R. Razones puede haber muchas, pero sin duda una de las más importantes es la no recuperación de la industria del turismo. Los caribeños compraban el producto alimentario y compraban la calidad de ese producto. Cuando ellos no recuperan su actividad, porque no se recuperó, quebraron compañías aéreas, etcétera. Eso determina que sigan comprando casi el 100% de la producción alimentaria. Pero si tienes menos dinero y tienes que comprar todo lo que consumes, vas a comprar por menos calidad y eso genera un aumento de la obesidad. Una de las zonas dentro de la región que tiene mayor crecimiento de la obesidad es el Caribe.

P. ¿Cómo se plantea la FAO para cambiar esa realidad?

R. Ahora se están planteando producir un 25% [de sus alimentos] en el Caribe, cosa que es un desafío extraordinario y que la FAO apoyará centralmente. En eso América del Sur tiene una gran responsabilidad, fruto de la fuerza que tiene desde el punto de vista alimentario.

P. La pandemia y la guerra de Rusia en Ucrania generó un aumento de los precios de los alimentos. ¿Cómo ha evolucionado ese escenario en América Latina y el Caribe?

R. Los precios subieron notablemente, porque la dieta alimentaria en América Latina es más cara que en el resto del mundo. Si miras los promedios, Brasil debe estar al 3,08 dólares [lo que cuesta a una persona alimentarse en promedio por un día], pero en el resto de América Latina estamos a 4,08 dólares. Es el más alto de todo el mundo, donde el promedio del mundo es 3,66 dólares.

P. ¿Qué factores inciden en ese mayor valor?

R. Hay en el sistema alimentario costos oculto. La mayor parte de los costos ocultos en más de un 70% viene determinado por dietas poco saludables, con contenidos de alimentos ultra procesados, grasas, azúcar, que son causa de obesidad y enfermedades que provocan pérdidas productivas de mano de obra. Y una quinta parte de los costos totales guarda relación con el medio ambiente, con las emisiones de gases de efecto invernadero, los cambios de usos de tierra y la utilización del agua. Todo esto es lo que, supuestamente, uno no ve en el proceso inmediato.

P. Si bien el informe muestra una leve disminución de la población en situación de hambre, hay un aumento de casos de malnutrición y obesidad. ¿Cómo se plantea la FAO frente a ese desafío?

R. Los números son contundentes. Según los datos al 2022, el retraso de crecimiento de niños y niñas menores de 5 años es el 11,5%, que es 11 puntos por encima del promedio mundial. Y el otro dato bien fuerte es que el sobrepeso de niños y niñas menores de 5 años alcanza una tasa del 8,6%, con un promedio mundial del 5,6%. Eso también tiene que ver con aspecto cultural, con aspecto educativo, con componentes de salud naturalmente. Y el otro tema es que la obesidad adulta es de casi un cuarto de la población de América Latina, por encima del promedio mundial que es el 13,1%.

Publicado no El Pais
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