Impuesto a los alimentos no saludables y bebidas azucaradas: ¿estrategia efectiva para combatir la obesidad?

Tesis de Catalina Zamora Fonck presentada al Universidad Catolica de Chile | Enero, 2019

A partir de los años ‘70, Chile comienza a experimentar una transición epidemiológica y demográfica, caracterizándose por un envejecimiento progresivo de la población y un cambio profundo en el perfil nutricional del país (Lira & Vio, 2016), siendo la malnutrición por exceso el nuevo estado nutricional de la población chilena y que ya ha alcanzado cifras alarmantes: alrededor del 63% de la población adulta en Chile tiene sobrepeso u obesidad (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura & Organización Panamericana de la Salud, 2017). Este rápido incremento de peso estaría estrechamente relacionado, en parte, por la ineficiencia de las estrategias establecidas hacia la prevención de la malnutrición por exceso y la incapacidad de obtener resultados debido al poco tiempo que llevarían implementadas (OPS/OMS, 2014).

De acuerdo con un estudio reciente a cargo de la CEPAL titulado “El costo de la doble carga de la malnutrición: Impacto social y económico en Chile, Ecuador y México”, se observa que para la población de 20 años y más de edad, las prevalencias de sobrepeso y obesidad se sitúan en torno a 70% en Chile y México y cerca del 65% en Ecuador. Adicional a esto, se estima que 2.9 millones de casos de enfermedades por año estarían relacionadas con sobrepeso y obesidad (Barcena, 2017).

La falta de estrategias efectivas sumado al rápido crecimiento y evolución de la población de la mano con los avances en telecomunicaciones y transporte, el ingreso de la mujer a la fuerza laboral sumado a una menor dedicación a las preparaciones culinarias y disminución de los tiempos de comidas en familia, dieron paso a la conveniencia de consumir alimentos preparados – listos para servir – (Alston & Okrent, 2017), desplazando drásticamente los hábitos alimentarios de los individuos hacia el consumo de alimentos altamente procesados, con gran contenido de nutrientes críticos como grasas saturadas, azúcares simples y sodio (Ver Anexo N°1) y calorías. Sumado a lo anterior, la naturaleza del trabajo diario cambió: pasó del trabajo físico arduo a trabajos más estáticos con menor o nulo esfuerzo, lo que redujo el gasto de energía consumida en la dieta (Alston & Okrent, 2017) aumentando el sedentarismo y propiciando un panorama de salud preocupante, sobretodo, por el alto porcentaje de la población con exceso de peso y enfermedades crónicas no transmisibles (Subsecretaría de Salud Pública, 2018)

Por lo que, para enfrentar y combatir esta problemática sanitaria, la evidencia científica señala la importancia de un abordaje integral: no existe una sola intervención a cargo de un sector en particular que pudiera resolver el problema por sí sola, la malnutrición por exceso incrementa la probabilidad de una vida más pobre y corta, más gastos en salud y menos productividad de una nación (OPS/OMS, 2014).

Adicional a lo anterior, la evidencia respecto a los efectos negativos del rápido aumento de peso hacia el exceso (obesidad propiamente) que generaría altos costos para la sociedad en general, no necesariamente serían asumidos por el individuo en cuestión (Agostini, et al., 2017) pues sería el sistema sanitario y no el individuo per se quien llevaría el costo social y económico de afrontar esta realidad epidemiológica. Por tanto, la urgencia por implementar políticas fiscales acompañadas de estrategias concretas debiese apuntar, en un principio, a la disminución en el consumo de alimentos altamente procesados y altos en nutrientes críticos y calorías. Es así como en Chile se encuentran la Ley de Etiquetado Obligatorio de Alimentos y su publicidad (Ley 20.606), Programas Vida Sana y Promoción de la Salud, Impuesto a las Bebidas Alcohólicas, Analcohólicas y Productos Similares, entre otros.

Pese a lo anterior, cabe preguntarse finalmente, ¿qué medida o estrategia (fiscal o sanitaria) sería la más adecuada para frenar la malnutrición por exceso, en particular, el explosivo aumento de la obesidad? ¿Será un impuesto a los alimentos procesados y altos en nutrientes críticos y calorías una de las medidas que lograría disminuir de forma efectiva el consumo de éstos y, por ende, los niveles de malnutrición por exceso en la población chilena? Para ello, se abordará desde el análisis de la sensibilidad de la demanda frente a cambios de precios de los alimentos el efecto que tendría en el consumo de estos alimentos por parte de los hogares chilenos correspondientes a los quintiles de ingreso más vulnerables, un escenario de medida fiscal correspondiente a un impuesto del 18% sobre el precio.

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