Por Barbara Espinoza en la Revista AOA Chile y el Mundo | 29/12/2023
El programa Paraná+Orgánico se erige como una instancia fundamental de orientación para los agricultores familiares que buscan cultivar alimentos de manera orgánica en el Estado de Paraná, Brasil, en el marco de una estrategia gubernamental para promover este tipo de producción sustentable y saludable.
Se trata un proyecto innovador que parte en 2011 desde la Secretaria de Ciencia y Tecnología, y se encuentra respaldado por una colaboración estratégica entre el Instituto de Desenvolvimento Rural do Paraná-Iapar-Emater (IDR-Paraná), la Secretaria de Estado da Agricultura e do Abastecimento, el Instituto de Tecnologia do Paraná (Tecpar), y las instituciones estatales de enseñanza superior, teniendo como objetivo principal la certificación gratuita de los productores de alimentos orgánicos en la región.
“La certificación para la producción y comercialización de orgánicos se trata como una política pública estatal, fortaleciendo a los agricultores familiares”, asegura Rogerio Barbosa, ingeniero agrónomo y coordinador de Paraná+Orgánico, quien destaca que este tipo de agricultura se mantuvo por mucho tiempo invisibilizada, mas siempre presente.
“Recién en 2006 se creó la primera ley en la historia de Brasil que reconoció la agricultura familiar. Si no hay una definición legal, no se tiene acceso a nada desde el punto de vista de políticas públicas y apoyo gubernamental” desarrolla el profesional. El último Agro Censo de 2017, que ya consideraba la nueva legislación, mostró que el 77% de los establecimientos en Brasil correspondían a agricultura familiar. En el caso de Paraná, este tipo de producción alcanza el 75%.
“Si queremos tener incentivos para la producción de alimentos saludables, es muy importante esta medida. Para quienes realizan esta actividad muchas veces es necesario realizar una inversión en tecnología y herramientas que pueden tener un costo muy elevado y esta es una política pública que precisamente ayuda a reducir o eliminar el precio, al menos, de la certificación”, destaca Rogerio.
Las acciones clave dentro del programa gratuito de certificación incluyen el estudio de caso, que entrega una especie de diagnóstico para definir barreras vegetales, define qué insumos no están permitidos, asistencia técnica periódica y capacitación; el plan de manejo orgánico, que consiste en un documento con todas los cambios que el agricultor ejecutó durante el período; y finalmente la auditoría, una inspección de campo para verificar todo el manejo. El proceso termina con una placa de certificación en la propiedad.
“Creo que es necesario insistir en el debate sobre la salud humana y su relación con la alimentación saludable y no solo en Brasil, sino en cualquier otro país. Chile se debe preguntar qué alimentos tienen en su mesa, qué es comida sana, quiénes están produciendo comida sana, cómo podemos identificarlos de forma clara y fidedigna”, complementa el coordinador.
Del campo a las escuelas
Una de las aristas más interesantes en los últimos años surgió a través del Decreto n. 4.211/2020, el cual estableció la necesidad de incluir en la alimentación escolar productos orgánicos, tanto en primaria como en secundaria, lo que ha permitido que gradualmente se incorporen alimentos orgánicos en los almuerzos de las escuelas con la expectativa de alcanzar el 100% de la alimentación escolar para 2030.
Andrea Bruginski, nutricionista y máster en Salud Pública, ha liderado el trabajo del Programa Nacional de Alimentación Escolar (PNAE) y explica que esta medida se fundamenta principalmente en los beneficios para los niños, niñas y adolescentes, mejorando el desarrollo cerebral y, en consecuencia, los procesos de aprendizaje, además de los avances económicos y sociales para los agricultores familiares.
“Esto no es sólo alimentación saludable para los estudiantes, sino que es toda una cadena que involucra a los productores y, por supuesto, al planeta. Se incentiva una mejora en las formas de producción para que sean cada vez más sustentables y menos dañinas para la tierra, el agua y el medio ambiente en general”, enfatiza la experta.
El sistema funciona mediante una gestión centralizada por parte del Estado de Paraná, abarcando un total de 399 condados, con 2249 escuelas que, a su vez, reparten 1,3 millones de porciones de comida diariamente a 1,1 millón de inscritos. Por un lado, los alimentos no perecibles se abastecen desde una logística centrada, mientras que las frutas y verduras son suministradas “punto a punto” por los agricultores familiares, al igual que las carnes congeladas y huevos, por sus respectivos proveedores.
“Esta modalidad permite que los agricultores familiares no dejen de entregar lo que están produciendo dependiendo del clima y la estacionalidad de su región, mientras que los estudiantes tienen garantizado el suministro semanal de alimentos saludables, con al menos un 20% de carácter orgánico o agroecológico, complementa.
La inversión anual en la agricultura familiar alcanza los 15,5 millones USD, de los cuales 2,7 millones USD corresponden a productores familiares orgánicos (22%). En total, se habla de cerca de 2500 familias que producen alimentos orgánicos y hoy son proveedoras del programa.
“Esperamos que a largo plazo haya una gran mejora en la salud de nuestra población y se reduzcan algunas enfermedades relacionadas con el consumo de pesticidas, como el cáncer y otras de orden endocrino o el propio autismo que ha ido en aumento”, cierra Andrea, con la expectativa de que pronto se vayan sumando más estados o incluso otros países a este tipo de iniciativa. “Creo que en Chile, por ejemplo, sería una política completamente viable”, sentencia.
Los agricultores familiares en el Estado de Paraná que deseen participar en este programa pueden ponerse en contacto con uno de los núcleos del programa. De acuerdo con lo informado en las plataformas oficiales, un técnico especializado llevará a cabo acciones de asistencia técnica y extensión para adaptar la propiedad del agricultor a las prácticas orgánicas. Luego de un período de adaptación, se realiza una auditoría, y si la propiedad cumple con la legislación pertinente, el productor recibirá el certificado que valida su compromiso con las prácticas agrícolas orgánicas y sostenibles.
Próxima edición de la revista AOA Chile y el Mundo continuará profundizando con Dr. Rogerio Barbosa en la asistencia técnica y certificación orgánica con la Cooperativas, y Andrea Bruginski acerca de las compras públicas de alimentación orgánica a las escuelas, junto con su creciente impacto y, por supuesto, todo el detalle técnico del programa.
Publicado na AOA
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